Mi experiencia con las rentas cortas comenzó hace cinco años, cuando empecé como anfitriona en una casa de huéspedes que pertenecía a un familiar. En ese momento, el administrador se marchó y me pidieron que lo sustituyera.
Al principio, lo vi como una forma de ayudar, pero luego de dos años trabajando allí, decidí dar un paso más y comprar un apartamento para trabajar por mi cuenta. Esta decisión surgió de la necesidad de tener un ingreso estable para mi familia, especialmente con mis hijos pequeños.
Lo que más me atrajo de trabajar en Airbnb fue su flexibilidad. Como madre, era crucial para mí poder criar a mis hijos sin tener que preocuparme por horarios estrictos. Además, contar con el apoyo de vecinos y amigos me permitía sentirme útil y generar un ingreso adicional para cubrir mis necesidades personales.
Con el tiempo, conforme mis hijos crecían, empecé a notar el potencial de la plataforma y me sumergí en las comunidades de líderes locales. Esta interacción me ayudó a profesionalizar mi trabajo como anfitriona. Hoy en día, puedo decir con orgullo que mi negocio en Airbnb se ha convertido en una pequeña empresa.
Para mí, este viaje ha sido un gran paso en mi vida profesional. Nunca imaginé que terminaría dedicándome a esto y mucho menos que disfrutaría tanto de ello. Si me hubieras preguntado hace diez años, habría sido impensable. Pero ahora, estoy agradecida por haber tomado ese camino y haber descubierto una pasión inesperada.